20 de Abril, 2017

Inclusión financiera: desafíos y oportunidades en zonas rurales

Como inclusión financiera se entiende al proceso por el cual se maximiza el acceso y el uso de los servicios financieros formales

A la vez que se minimizan las barreras involuntarias percibidas por aquellos individuos que no participan en el sistema financiero formal. Según el BID, solo el 51% de la población adulta de América Latina y el Caribe tiene una cuenta en una institución financiera u otro mecanismo formal. Dentro del 49% restante, existe una gran diferencia entre zonas urbanas y rurales. En esta última, la inclusión financiera ha llegado a menos cantidad de personas debido a muchos obstáculos existentes.

Desafíos en los sectores rurales

Uno de los grandes obstáculos para alcanzar un mayor índice de inclusión financiera en estas zonas es la baja conectividad. Es necesaria una infraestructura de comunicaciones que muchas veces no existe para que apalanque los procesos de bancarización. Esto es un obstáculo ya que para la zona rural, en dónde la población se encuentra dispersa, la mejor forma para las instituciones financieras de prestar servicios es a través de la banca digital. De esta manera se les podría brindar un servicio financiero constante sin importar que tenga una sucursal cerca.

Actualmente hay instituciones financieras que tienen ofertas pensadas para llegar a esta población dispersa como los corresponsales no bancarios. Sin embargo, en aquellas poblaciones muy dispersas y pequeñas el canal digital se presenta como el más rentable de todos.

Relacionado a este fenómeno, las personas de estos sectores concurren a retirar su dinero una vez al mes cuando reciben un pago por su trabajo o algún plan del gobierno. Esto se da ya que por el tiempo que demoran en ir a retirar este dinero por no tener una sucursal cercana, sería impracticable realizarlo varias veces al mes. En Perú, por ejemplo, según datos del gubernamentales, estas personas tienen que viajar por más de cinco horas en promedio y gastar un 10 por ciento de su pago, en transporte para recibir sus transferencias. Esta situación genera que a estas personas se les dificulte aún más ahorrar o acceder a distintos productos financieros. Incluso en muchos lugares del continente en dónde sucede esto, en las fechas de pago el transporte es más caro y se instalan diversos vendedores fuera de las sucursales, lo que genera que una gran parte del dinero retirado por estas personas sea gastado en ese momento.

A esta situación debemos agregarle que las pequeñas localidades generalmente reciben una menor oferta de servicios financieros, lo que que significa poca competencia y trae consigo eventualmente costos más altos para las personas.

La alta informalidad también es un factor presente en toda América Latina. Esto genera que ante necesidades financieras para atender emergencias, estas personas que se encuentran subempleadas, trabajando por cuenta propia o en dependencia familiar, tienen dificultad para demostrar sus ingresos lo que les imposibilita el acceso al crédito.

Oportunidades


A partir de estos desafíos que marcan la situación actual de las zonas rurales en América Latina, identificamos las siguientes oportunidades que genera la inclusión financiera que beneficiarían a esta población:


1- Permite y fomenta el ahorro.

Generalmente las personas en zonas rurales tienen menos acceso a productos financieros. Al no contar con formas seguras de ahorro, muchas personas confían en métodos más arriesgados y con costos más altos para manejar su dinero.


2- Disminuir la informalidad.

De esta manera más personas pueden demostrar su historial crediticio y aumentar sus posibilidades de acceso al crédito.


3- Mayor bienestar y desarrollo económico.

El acceso a crédito facilita la posibilidad de invertir, adquirir insumos, adoptar nuevas tecnologías innovadoras y diversificar mercados, todas actividades que pueden aumentar la rentabilidad de las empresas.


4- Consumo inteligente.

Según estudios del Banco Mundial, la inclusión financiera permite a las personas estabilizar su consumo e invertir en educación, salud y emprendimientos.


5- Educación financiera.

Al tener acceso a sus gastos, poder analizarlos y categorizarlos, las personas pueden determinar cuáles son aquellas categorías en que están gastando más, cual de estás son más importante y de esta manera redistribuir sus gastos de mejor manera.


Escucha el podcast sobre el tema aquí:



¿Conoces algún otro desafío en las zonas rurales de América Latina relacionado al tema? ¿y otra oportunidad que genera la inclusión financiera? ¡Compártelo con los comentarios!


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